Luego de nuestra conversación con Rodrigo Nocove, el turno es para Jorge S. Restrepo, escritor paisa quien presenta ‘Una Casa en el Abismo’, un primer libro cuya narración nos sumerge en las dinámicas familiares colombianas y el peso del retorno a casa luego de pasar muchos años en el extranjero. Roles familiares, el lugar que ocupamos en el mundo y nuestra idiosincrasia son elementos presentes lo largo del relato.
La novela nació a raíz de una situación compleja que estaba viviendo en ese momento, tenía un gran sentimiento de confusión, un poco de depresión y necesitaba encontrar respuestas a muchas preguntas que tenía de mí mismo.
La mejor forma para llegar a ellas fue escribiendo esta novela que no es autobiográfica para nada, pero en la que tomé muchos elementos de la cotidianidad colombiana y bogotana, y las dinámicas de las familias a partir de tres temas que para mí son universales: la enfermedad, el sentido de no pertenencia y, por supuesto, el cambio que experimentan las personas a través del tiempo. Entonces, a partir de esos tres elementos construí la novela prestando un poco de los sentimientos que estaba teniendo en ese momento y de los pensamientos que atravesaban mi mente en ese instante preciso. Juntando todo ese cóctel escribí la novela.
Hay un autor que para mí ha sido primordial en mi proceso de escritura, no creo que sea tanto una influencia sino en lo que me ha aportado como lector y el sentido de cómo construir personajes y crear atmosferas. Es el autor norteamericano Paul Auster, especialmente con un libro que se llama ‘La Invención de la Soledad’; en el cual me inspiré gran parte para este libro.
Otros autores que me han ayudado en este proceso creativo son Françoise Sagan, una escritora francesa de un libro muy conocido, ‘Buenos Días, Tristeza’; Luis Sepúlveda, un autor chileno que también ha sido una inspiración sobre todo en la cuestión narrativa de cómo hilar eventos unos tras otro, sin que la narración caiga en un vacío innecesario. Y, además, Ana María Matute, una escritora española que fue una gran inspiración para esta novela. Pero sin duda el autor más presente en mi proceso creativo es Paul Auster.
Lo más importante cuando uno viaja es que no solo se te abren las puertas de nuevos países, sino la mirada y la forma de intentar comprender el mundo en un estado de total soledad y desamparo, en el buen sentido de la palabra.
El hecho de haber vivido en varias ciudades me ha permitido primero, conocer gente maravillosa y tenebrosa, y darme cuenta que la bondad o maldad no tienen geografía, sino que son inherentes en el ser humano. Segundo, también me ha enseñado que la única diferencia entre los seres humanos es la forma de pensar, de resto no existe raza o religión, solo somos personas intentando sobrepasar nuestros miedos y llevando el viaje lo más ameno posible. Eso me ha marcado mucho como autor y lector; y en el trabajo, todo eso lo he intentado interiorizar y plasmar en lo que escribo.
El sentido de la unidad que en algunos aspectos puede ser muy positivo, pero también por momentos puede ser sofocante, en el sentido en que necesitas inconscientemente la aprobación de tu familia para las decisiones que vas a tomar.
Nosotros somos una cultura muy tradicional y conservadora, en todos los aspectos, no solo en lo político sino en lo pragmático. Considero que a veces esa sobreprotección es lo que impide a muchas personas volar. Eso es lo que intento reivindicar en la novela, que no hay mejor valor en el mundo que la libertad.
Hay varios proyectos literarios: una novela que ya está escrita y es un proceso diferente a ‘Una Casa en el Abismo’; y actualmente, estoy trabajando en una tercera novela que, si se pudiera decir, es un poco más autobiográfica. Trata sobre el fanatismo religioso, la manipulación de algunas comunidades religiosas y cómo muchas personas pueden caer en estas trampas. El punto es demostrar que no hay fe buena ni mala sino gente con mala fe.
Y hay un género en el que me gustaría incursionar desde hace mucho tiempo que es el Terror, pero no quiero escribir libros que se queden un poco en lo sensacionalista de la narración, sino un poco más de Terror Psicológico. A mí me gusta mucho la idea de sentirse inclaustrado no solo en un espacio sino en un mismo cuerpo.
Hay un gran abanico porque hay demasiadas malas, muchas buenas y pocas excelentes. Pero de las recientes, recomendaría ‘Hereditary’ de Ari Aster, es el director que está comprendiendo mejor la reinvención que necesita el género. Me parece que él ha sabido unir muy bien el drama familiar y la depresión con el terror.
La otra película que me parece bastante buena es ‘Babadook’ porque es el mejor estudio que se ha hecho en el cine sobre la depresión. Y una tercera que yo siempre recomiendo es ‘The Fly’ de David Cronenberg, porque es la película más poética que existe en el mundo del Terror y tiene una frase que a mí me parece hermosa “yo soy un insecto que alguna vez soñó con ser humano”. En cuanto a libros, uno que me marcó siendo muy niño fue el libro de ‘El Exorcista’.