Después de su paso por la edición 52 del Festival de Sitges, el festival más importante de cine de género y fantástico del mundo, ‘Luz’ (conocida internacionalmente como ‘Luz: The Flower of Evil’), llega a los autocines del país. Conversamos con su director, Juan Diego Escobar Alzate, sobre su ópera prima, los retos de que fuera un proyecto totalmente independiente y el futuro del Cine de Terror en Colombia.
Con ‘Luz’ quería contar una película acerca de la Naturaleza. Llevaba escribiéndola hace tiempo. La relación del hombre con la Naturaleza y con la región me parece cautivante. Creo que el hombre, en realidad, le hace muchísimo daño a través de sus deseos más primitivos y la corrompe, al igual que a la mujer que, para mí la mujer y la Naturaleza son lo más virgen y más puro. Y se corrompe a través, precisamente, del patriarcado; de las ganas de imponer los deseos religiosos o las doctrinas, digamos del machismo, en la sociedad, sobre todo en la de Latinoamérica.
Ya estábamos por rodar y, casualmente, fui con uno de mis mejores amigos al Putumayo a probar yagé y me conecté con la Naturaleza. Me dije “¿cómo puedo estar hablando de la Naturaleza cuando es algo que no conozco?” porque esa toma cambió toda mi percepción de lo que es la Naturaleza y dije “este guion es una m**rda. Tengo que empezarlo otra vez” y gracias a esto fue que empezó a surgir la nueva ‘Luz’, por así decirlo.
Por otro lado, la película también está basada en una idea que siempre había tenido. Soy de Manizales, una sociedad supremamente cerrada y conservadora en cuanto al tema religioso. Yo nunca creí en Dios y siempre me topé, desde una edad muy temprana, con la idea del Dios según Spinoza. Pero mi abuelo me decía “Dios es la Naturaleza, Dios es una mirada, Dios es una sonrisa, Dios eres tú; sin embargo, dentro de ti también vive algo malo y es el Diablo”; entonces empecé a empelicularme con esto y fue una idea con la que nací. Para mi Dios en realidad es la Naturaleza, pero dentro de ella vive el Diablo y es lo que pueden ver en ‘Luz’.
Más allá de ser un director de cine, soy un geek del género. Es lo que amo y me catalogo como un director de cine de género. Sin duda alguna, ‘Luz’ sí es una película de género. No voy a decir que es una película de Terror porque para mi gusto es un Folclor de Fantasía con Western y con tintes oscuros; pero más allá de eso es una suave canción de cuna oscura porque tiene dos lados: uno donde todo es hermoso, idílico y paradisíaco, y otro en el que vive todo un mundo oscuro, un ambiente de terror y horror, sobre todo de las doctrinas del patriarcado.
No la calificó como una película de Terror puro precisamente porque mi objetivo no es entretener. El terror normalmente es con jump scars, en especial ahora que ya es como tan comercial, y este tipo de cosas no me gustan. A mí me gusta sembrar ese horror que está como circundante en la atmósfera y que se puede respirar. En ‘Luz’, el ambiente de terror está ahí así tenga los planos más idílicos y el paraíso más impresionante y eso es lo que quería mostrar, que existe luz y que existe sombra y oscuridad.
Creo que todo lo que uno hace es tributo a lo que a uno le gusta y el tributo más importante de ‘Luz’ es Alejandro Jodorowsky, mi director favorito. La película tiene esa onda de psicomagia, obviamente, y de sanación a través de la poesía, de imágenes simbólicas y del ocultismo y misticismo; pero ‘The Witch’, en términos visuales, fue mi referente principal; y claro, Terrence Malick también fue importantísimo, especialmente, en aquellos momentos en los que las voces en off de los personajes se vuelven super poéticas, profundas y existencialistas. Creo que ahí es donde he encontrado mi voz, precisamente en ese lado oscuro pero también poético.
Nicolás [Caballero Arenas] es un fotógrafo fantástico. Ambos hemos trabajado en videoclips, un mundo que nos ha dado una visión muy holística de las cosas y que nos ha permitido una exploración gigantesca porque no le tenemos miedo ni a los colores ni a la composición. El videoclip, simplemente, rompe con la linealidad.
Nicolás y yo conversamos muchísimo. Los referentes fueron importantísimos. Estuvimos viendo muchos referentes pictóricos, especialmente del Heimatfilme, un subgénero alemán que pocos conocen y que se caracterizaba por presentar unos paisajes idílicos en unas panorámicas impresionantes. ‘Heidi’ (1952) es un buen ejemplo, al igual que ‘The Sound of Music’ (1965) que tiene planos impresionantes de la Naturaleza y su campesinado. Fueron referencias muy directas a pesar de que al ver ‘Luz’ jamás pensarás en esas películas si el director no lo dice. No las menciona porque son otro ambiente.
La película la rodamos en los páramos de Manizales (cerca al Nevado de Santa Isabel). Yo quería contar una historia de folk horror y quería algo cerca de los nevados porque para mí es la parte más bella de Manizales.
Estamos buscando lugares muy rústicos y muy vírgenes, porque como lo mencionaba quería contar una historia sobre la Naturaleza, hasta que finalmente pudimos subir a un lugar demasiado inhóspito en el que por carretera solo sube una chiva, cada semana, y subir en camioneta es un problema impresionante; pero resulta que me enamoré del sitio y dije “¡tenemos que rodar acá!”.
Lo complicado era que, al estar cerca de un nevado existen los micro climas. Entonces, de un momento a otro, salía el sol y a los cinco minutos ya había una luz y, por lo tanto, la continuidad visual se complicaba; pero como también tengo ciertos conocimientos de color, yo decía “la podemos lograr perfectamente. Que nos cambie el sol y se cambia esto, se ajusta lo otro” y, justamente, la colorización fue algo que nos ayudó mucho a cambiar los niveles de luz que teníamos dentro de la filmación. Fue toda una odisea.
De cierta forma, ‘Luz’ es un reflejo del machismo que nosotros vivimos en América Latina y en las sociedades religiosas y en los cultos y en todas estas cosas que tienen que ver con religión, y de cómo reprimen, de cierta forma, a la mujer que para mí es terrible.
‘Luz’ es una película complicada, dura y fuerte que muestra ciertas realidades. No es una cinta de puro entretenimiento. Con ‘Luz’ yo quiero hacer a la gente sentir e incomodar. Es una película que incomoda de entrada porque muestra la realidad de la vida y la realidad de todo lo que es el patriarcado y el machismo. No quiero que una abuelita vea la película y diga “¡qué maravilla de película!”; si una abuelita va a verla, quiero que diga “somos la c**gada”.
En realidad, para mí el hombre es una plaga y, precisamente, en estos tiempos de Coronavirus es la respuesta perfecta, es decir, todo lo que el hombre toca, lo corrompe y aquí estamos encerrados en nuestras casas con una cantidad de miedos e inseguridades porque el hombre cree que es más fuerte que la Naturaleza que es un dios; mi Dios, por lo menos.
La película tomó aproximadamente cinco años en rodarse y, obviamente, hubo retos al principio como la financiación. ‘Luz’ es una cinta totalmente independiente, no tiene ni un peso del Estado. Ellos normalmente no dan dinero para este tipo de obras. La financiación fue algo muy complicado. Al ser autofinanciada, ahorros, préstamos y canjes todo ese tipo de cosas contribuyeron.
Y otra cosa que siempre va ser una dificultad es el rodar en la Naturaleza porque es cambiante. Teníamos un plan de rodaje de 22 días y dónde un día nos lloviera estábamos jodidos y nos hubiera tocado recortar escenas. Afortunadamente, nunca llovió y si lo hizo fue algo de 20 minutos porque es una zona con microclimas; pero realmente las complicaciones más arduas que tuvimos fue la financiación y obviamente la pre producción fue muy complicada: subir todo a esta ocasión en la que no había carretera, donde prácticamente solo transitaba una chiva o una camioneta fue complicado.
Todo esto ha sido muy particular y Andrea Esquivel, quien interpreta a Layla, lo describe muy bien: Juan hizo una película para la mamá y para que la vieran en Colombia y la van a ver en todas partes del mundo, menos en Colombia y menos la mamá. *risas*
¡Y es real! [el Festival de Cine de] Sitges es como los Premios Oscar del género. Ésta es la tercera película colombiana en estar allí, después de ‘El Páramo’ y ‘Siete Cabezas’ (ambas cintas de Jaime Osorio Marqués), y yo nunca me imaginé eso. Nunca imaginé que con una película tan pequeña, en términos económicos, podríamos llegar a tanto, a competir allá contra películas con actores y directores impresionantes. Y para mí, toda la vida Sitges había sido un sueño; cuando otros directores sueñan con los Oscars, con el Festival de Sundance, con el Festival de Cannes, yo soñaba con el Festival de Sitges y yo cumplí mi sueño.
Sí, claro; sin duda alguna. Conozco grandes directores acá que están enfocados, o intentan enfocarse, en el género. Precisamente, a través de ‘Luz’ se me han abierto puertas para trabajar en proyectos de género. En este momento, estamos trabajando en una serie de Terror para una compañía muy grande con Juan Felipe Cano, quien hizo ‘[Historia de un Crimen]: Colmenares’, que está bastante bien para Netflix.
Acá hay grandes cosas. Por ejemplo, si entras a esa plataforma de streaming, descubres que una gran cantidad de personas consumen thriller, películas y series policíacas, y terror. Entonces, somos rezagados de cierta manera, pero la industria necesita de nosotros también.
Creo que el cine de Terror, así en otros rincones latinoamericanos nos lleven mucha distancia, en Colombia poco a poco vamos lográndola. Lo importante sería que el apoyo del Estado empiece a existir porque para crear industria, se necesita apoyar todos los géneros, no simplemente la comedia o las narconovelas cinematográficas como les digo yo, sino todo tipo de cine, todo tipo de exploraciones porque uno no puede prohibir ni silenciar voces.
Sí, mi próxima película se llama ‘El Arcoíris Negro’ y ya ha tenido un recorrido importante en términos de proyecto. Existen festivales y concursos que apoyan estas películas para desarrollarlas y que se vuelvan reales. Ya hemos estado en tres muy importantes, tal vez los más importantes del mundo: Sitges Pitchbox 2020, donde fuimos una de las siete películas seleccionadas; estuvimos en NAFF de BiFan 2020, que es como el Sitges de Asia; y ahora estamos en Blood Window que es como el mercado cinematográfico más importante de cine de género de América Latina, y es argentino.
Vamos muy bien; ésta es una coproducción argentino-colombiana. Por Colombia está Blond Indian Films, productora de ‘Pájaros de Verano’, está Afasia Films, mi compañía productora; y por Argentina está Coruya Cine que ha producido infinidad de películas. Es fantástico.